En la Búsqueda de la Verdad

A lo largo de mi vida profesional y laboral siempre he insistido en la ubicación y la comprobación de la fuente informativa de la que nace el dato que será un trabajo periodístico, una campaña publicitaria o un ejercicio de propaganda. La veracidad da sustento a la credibilidad y la credibilidad da la permanencia del mensaje, por lo que todos los que estamos en este medio tenemos que estar en la búsqueda de la verdad.

Este deber con la verdad lógica y en lo que cabe demostrable, es una constante imperdible en la educación formativa de los nuevos cuadros de comunicadores sociales en cada una de sus especialidades.

Aquí en el Instituto de Mercadotecnia y Publicidad si estamos en la búsqueda de la verdad, pues no basta ser “creativo”, “estratégico” o “innovador”; se debe aprender a encontrar y trabajar la información dura a través de los recursos al alcance.

A diferencia de “escuelas” emanadas de agencias o agencias que pretenden ser escuelas, el IMP no está limitado a una fórmula de hacer sino que propone dedicar a la verdad una parte sustancial del quehacer diario.

Por ello, incasablemente los docentes cuestionamos incluso los paradigmas de la Publicidad, la Mercadotecnia y el Diseño Publicitario, no para caer en el cliché de la rebeldía sin causa, al contrario, para mostrar que en esto de la comunicación no existen los puntos finales.

Es una vergüenza que “profesionistas en activo de la comunicación” sean a través de los medios y las redes sociales, los primeros en caer en las trampas Obvias del negocio, haciendo eco a la basura ideológica que ofende el sentido común.

No es coherente ser farol de la calle y oscuridad de la casa. No podemos “enseñar” comunicación social desde la miopía del pueblo llano. No tenemos que conformarnos a “leer” sin fijar el entre lineado. No es digno pontificar la trascendencia del conocimiento si mordemos el anzuelo de lo blanco y lo negro.

Esto panorama desolador es lo que me empuja a insistir que los jóvenes, en primerísimo lugar, investiguen antes de emitir cualquier idea pública. Necesitamos inculcar una urgente responsabilidad social de lo que planteamos como industria, por lo cual, necesitamos estar siempre en la búsqueda de la verdad.

Aunque son los días de opinar por opinar, la opinión está sujeta también al escrutinio personal. Los comunicadores sociales tienen que responsabilizarse de lo que dicen y no esconderse en la culpa anónima del “cliente quiso”.

Los heraldos de la catástrofe argumentan que el pueblo vive engañado y que, por ende, es imposible cambiarle la visión de las cosas. Lo que no dicen es que esta situación es conveniente a sus intereses porque un pueblo ideológicamente vulnerable pide muy poco y encumbra la mediocridad.

Trabajemos por una comunicación social crítica argumentada y a prueba de infundios. Llevemos a la juventud a estar en la búsqueda de la verdad y que ella decida. La industria lo agradecerá. Toda revolución, no la venida en moda, principia en una revolución mental individual que se detona cuando encontramos una respuesta propia que nadie puede invalidar.

El reto bien lo vale.

 

Por: Raúl Gómez Miguel

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